viernes, 13 de enero de 2012

COMO LO CONOCI.


            Lo conocí en junio de 1968 en las instalaciones del Aero Club Balcarce. Yo me encontraba estudiando agronomía en la Facultad de INTA Balcarce (estudio que finalmente terminé en la ciudad de Córdoba en 1974), y me correspondía el sorteo para el Servicio Militar Obligatorio.
            Siempre había soñado con que me salvaría, que no lo tendría que hacer, que en el sorteo sacaría un número bajo. Sin embargo, y muy a mi pesar, mi número de sorteo fue el 931 que correspondía a 2 años de Marina !
            Gran decepción me generó ésta lotería. Imposible de creerlo. Ávidamente leí mi Libreta de Enrolamiento para saber cómo esquivar esta situación que comprometía seriamente mis posibilidades de terminar los estudios universitarios. Lo más lógico que pude encontrar era que los pilotos en edad pre-militar, aunque les tocara Marina, podían optar por 1 año de Aeronáutica.
            Carta a mis padres. Explicaciones. Autorización y dinero para hacer el curso de Piloto Privado, todo en menos de diez días.
            Así fue que me inscribí en el Aero Club Balcarce para hacer el curso, y se me indicó ir el siguiente sábado a la tarde.





            Tal día me presento en el bar., en el que había mucha gente, entre ellos el Secretario, el que me informa que Robetto sería mi Instructor, que Robetto estaba en el hangar, que allí fuera y me presentara.
            Imaginé tener que buscar una persona con saco y corbata. Pero en el hangar había 3 o 4 personas, y ninguna de ellas con saco y corbata. Busqué entonces la más limpia razonando pragmáticamente y le pregunté si era el señor Robetto. Me contestó que él no era, que el señor Robetto era aquel, sí aquel allá, si señor el que menos esperaba !
            Allí estaba. Típico recuerdo de quienes lo conocimos : polera negra metida adentro de sus pantalones de grafa que se sostenían a la cintura a veces con un piolín, mocasines, ojos de aguilucho, frente fruncida, semicanoso, peinado (!) para atrás cómo si el viento le pegara en la cara, y su inseparable cigarrillo. Su andar muy particular, caminando con paso corto, muy erguido, pero cómo si pisara algo que se podía romper.
            Nunca imaginé por cierto que la persona que estaba mirando impactara tanto en mi vida, que me dejara tan buenos recuerdos, tantos ejemplos y tanta admiraciòn !
           - Sr. Robetto ?
            - Si.
            - Me inscribí para hacer el curso de piloto y me indicaron que lo viera a Ud.
            - Cómo es su nombre ?
            - Bertram. Bertram, Juan Carlos.
            - Que descendencia tiene ?
            - Alemán. Mi padre es alemán. Mis cuatro abuelos son alemanes.
            - Porqué quiere aprender a volar Bertram ?
            - Mire, me tocaron dos años de Marina y sé que los pilotos en edad pre militar hacen solamente un año de Aeronáutica. De modo que quiero hacer el curso para salvarme de un año de servicio militar.
            - Así que Ud. no vino aquí porque le guste volar ?
            - Bueno ... no sé si me gusta. Quiero salvarme de un año de servicio militar.
            - Mire Bertram, yo no le enseño a volar a nadie que no sepa si le gusta. Ud. ve aquella escoba ?
            - Sí.
            - Bueno, tómela y barra el hangar hoy, mañana, el próximo sábado y siga barriendo hasta que sepa si le gusta o no volar.
            No lo conocía ! Gran pecado el mío. Volar era  un sentimiento para Robetto. Era incomprensible para él que alguien quisiera aprender a volar y no supiera si lo deseaba o no, si le gustaba o no !
            Mi origen, la forma y el modo en que me educaron mis padres, haber estado pupilo en un colegio alemán en Buenos Aires (Hölters Schule) durante algunos años, me reubicaron rápidamente. Apelé a mi sentido común y por elevado respeto a Robetto, que surgió de inmediato, barrí los hangares por dos semanas. No podía decirle al otro día que ahora me gustaba !
            Este fue mi primer encuentro con Robetto.

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